La música tiene un poder invisible, pero profundamente real, sobre nuestro cuerpo. Cuando escuchas esa canción que te encanta, la que te pone la piel de gallina o te trae recuerdos. Tu cerebro libera dopamina, la hormona del placer y la felicidad. Al mismo tiempo, tu corazón comienza a sincronizarse con el ritmo de la melodía: si la canción es suave, tu pulso se calma; si es más rápida, tu corazón late con más fuerza. Es como si la música y tu cuerpo se entendieran sin necesidad de palabras.
Escuchar tu canción favorita no solo mejora tu estado de ánimo, también puede reducir la ansiedad, aliviar el estrés y llenarte de energía. La música tiene el poder de cambiar tu día, tu emoción y hasta tu corazón.
Por: Play Multimedios



