Sí, y no es brujería ni coincidencia: es pura experiencia tropical. En Venezuela, cuando el cielo se pone gris y el viento cambia, muchos dicen con certeza: “¡Va a llover, huele a tierra mojada!”. Ese olor tan particular se debe a una sustancia llamada geosmina, producida por bacterias del suelo cuando las gotas de agua golpean la tierra seca.

Pero más allá de la ciencia, el venezolano ha desarrollado un sexto sentido para interpretar la naturaleza. Aprendió a leer el clima sin mirar el pronóstico, solo sintiendo el ambiente. Es el resultado de vivir en un país donde las lluvias llegan sin aviso y el calor tropical enseña a escuchar y a oler al entorno.

En cada rincón, desde el llano hasta la ciudad, ese olor a lluvia se convierte en señal de pausa, de refugio y hasta de nostalgia. Porque cuando huele a lluvia, el venezolano no solo predice el tiempo… también recuerda su tierra.

Por: Play Multimedios