Caracas se estremeció tras conocerse que un empleado fingió secuestro exprés para robar dinero en Caracas, un caso que revela desesperación y engaño.
Funcionarios del Cicpc detuvieron a Ademir Nomar Andrade Paredes en la parroquia Santa Teresa, acusado de simulación de hecho punible y apropiación indebida de dinero.
El caso comenzó cuando su jefe denunció el supuesto robo de una motocicleta de la empresa y 8.000 dólares en efectivo durante un trayecto.
Andrade declaró que hombres vestidos de policías lo interceptaron en Montalbán, cerca del Distribuidor La Yaguara, despojándolo del vehículo y del dinero empresarial.
Sin embargo, las investigaciones revelaron inconsistencias, demostrando que la versión era falsa y que Andrade se apoderó del dinero para gastos personales inmediatos.
Empleado fingió secuestro exprés para robar dinero en Caracas
Los detectives recuperaron una motocicleta Keeway EK Xpress reportada como robada y hallaron 2.300 dólares en efectivo, confirmando el fraude cometido por Andrade.
El director del Cicpc, Douglas Rico, explicó que la investigación permitió esclarecer rápidamente el caso, evitando que la mentira generara mayor alarma pública.
Este hecho expone cómo la crisis económica y la falta de oportunidades pueden empujar a individuos hacia decisiones desesperadas que terminan destruyendo su futuro.
Vecinos de la parroquia expresaron sorpresa y tristeza por el secuestro exprés, señalando que la confianza laboral se ve afectada cuando empleados recurren a engaños tan graves y calculados.
Expertos en criminología advierten que estos casos reflejan un patrón creciente de delitos económicos, donde la simulación se convierte en herramienta para justificar apropiaciones indebidas.
Aunque el dinero recuperado representa parte del monto sustraído, el daño moral y la ruptura de confianza entre empleador y empleado resultan difíciles de reparar.
La sociedad enfrenta un llamado urgente: fortalecer valores, promover oportunidades y recordar que fingir secuestro exprés para robar dinero en Caracas destruye vidas y comunidades.
Este caso deja una lección clara: la desesperación nunca debe justificar el engaño, y la justicia debe proteger tanto la verdad como la dignidad colectiva.
Vía: RDN



